Desde que supe que vendrías al mundo me llené de grandes emociones y tremendas espectativas para nuestras vidas aunque por otros motivos siempre supe que no estaría con tu madre, que no estaríamos juntos como el normal de todas las familias, a veces la vida nos pone cuesta arriba las buenas intenciones y es difícil lograr la meta cuando en el camino hay vallas que traspasar, y estando en el vientre de tu madre te dije y te prometí que nunca te dejaría solo, que nunca te olvidaría y que haría lo posible para estar a tu lado, era cosa de tiempo hasta que llegó la gran tormenta esa que pone aún mas trabas, grandes vientos, lluvia, barro y frío de ese que cala los huesos pero a pesar de todas las dificultades, de la gran nube que nos opacó los sueños, nuestros sueños, de estar el uno para el otro, de compartir grandes momentos, de que durmieras sobre mi pecho como en tus primeros días de vida y despues de casi dos años y medio al fin llegaron esos primeros rayos, esas primeras luces de esperanza, esperanza de verte y poder recuperar algo del tiempo que dejamos pasar por aquella triste tormenta que hoy veo alejarse poco a poco; y nos acercamos y nos vimos y nos conocimos... Hoy reafirmo mi compromiso contigo porque ya no estamos ajenos, ya nos tenemos y volveremos, seremos lo que siempre quisimos, ya estamos mas cercanos las distancias se han estrechado y hemos compartido grandes y lindas cosas, creo que con lo poco que me conoces ya sientes que lo de nosotros no es como lo del resto y seguiré en la misma senda para motivarte e incentivar esta relación que, aunque no ha sido la ideal ni el tiempo, distancia e incluso personas, nada ha podido borrar nuestro enlace, enlace que con ayuda de Dios acrecentaremos en el tiempo cada vez mas. Hijo mío, siempre te he amado y lo haré hasta que Dios me lo permita. |